Jürgen Klute
A finales de enero de 2024, visité el sur del Kurdistán iraquí junto con Zainab Murad Sahrab, copresidenta del KNK (Congreso Nacional de Kurdistán), que vive en Suecia, y el ex ministro de Justicia islandés Ögmundur Jónasson. Conversamos con varios representantes de partidos sobre la posibilidad de revitalizar el proceso de paz entre los kurdos y el Estado turco, que fue interrumpido por el gobierno turco en 2015. En todo momento quedó patente la voluntad y el deseo de nuestros interlocutores de resolver los conflictos armados, que se repiten desde hace décadas, por medios políticos y diplomáticos.
Sin embargo, en nuestras conversaciones quedó claro muy pronto que el fin de los conflictos armados no depende únicamente de la voluntad y la disposición de la parte kurda. Turquía e Irán desempeñan un papel central. También hay vínculos con el conflicto entre Israel y Palestina, y con la guerra de Rusia contra Ucrania. Esta última, a su vez, está vinculada a los conflictos de intereses sobre las materias primas en el contexto del fin del uso de combustibles fósiles. Véase también el artículo de Ögmundur Jónasson y mío, “Un conflicto complejo y cómo podría resolverse”, publicado por Medya News.
En este contexto hay que considerar los actuales ataques turcos contra las zonas kurdas del norte de Irak. A ello hay que sumar las próximas elecciones en Estados Unidos y la nueva formación del Parlamento Europeo y de la Comisión Europea tras las elecciones del 9 de junio. Turquía está aprovechando la turbulenta situación mundial para hacer valer sus intereses a su sombra: establecer una zona de amortiguación controlada por el ejército turco a lo largo de las fronteras sirio-turcas e iraquí-turcas en territorio sirio e iraquí.
Los ataques turcos contra el territorio del norte de Siria (Rojava), que se vienen produciendo desde hace tiempo, y los actuales ataques contra el territorio del norte........