La Revolución francesa según Proudhon
La afirmación que titula su obra es tajante, y se antoja parecida a los títulos que emplearon otros autores refiriéndose a un par de guerras: así Jean Giradoux afirmaba que la guerra de Troya no tuvo lugar, de tal modo titulaba su obra de teatro, otra, Simone Weil, proponía no volver a repetir la guerra de Troya, título de un lúcido ensayo suyo, o Jean Baudriilard decía que la guerra del Golfo no ha tenido lugar… el título del libro que comento es, ni más ni menos, «Il n’y a pas eu de Révolution. Réflexions sur la propriété privée, le pouvoir et la condition servile en France», publicado por Éditions Payot & Rivages, este mismo año. El título se debe a los argumentos empleados por Proudhon (1809-1865) en su obra de 1840: Qu’est-ce que la propiété?.
Al anarquista le tocó vivir los cambios continuos de la monarquía a la República, y de ésta al Imperio, y de todo ello sacaba en limpio que algunas de las costumbres y normas del feudalismo, él utilizaba indistintamente esta expresión con la de Antiguo Régimen, siguieron funcionando tras la revolución, adoptando, eso sí, otras formas; los cambios reivindicados no llegaron a producir cambios sustanciales en algunos aspectos más que a nivel superficial. Malabou analiza con detalle los diferentes pasos llevados a cabo por el líder anarquista y alarga la sombra de algunas situaciones de privilegio hasta nuestros días, con tal fin rastrea, en una lectura muy libre, el texto proudhoniano y lo pone en tensión con la situación política francesa de hoy, además de relacionarlo con las posturas de otros autores contemporáneos del anarquista francés y con otros actuales.
Paso a paso, y de manera puntillosa en lo que hace a la aclaración de conceptos y sus similitudes y diferencias, Malabou va avanzando por términos como el derecho de advenia, distinguiendo entre interpretación moderna y la feudal: siendo la primera asociada a una obtención de beneficios como una ganga, un chollo; en el caso del feudalismo se constata como algunos miembros de la sociedad veían que se le guindaban sus bienes, y el fruto de su trabajo: así los extranjeros, los bastardos, no tenían derecho a la propiedad que pasaba a pertenecer al señor, es asimilable la situación de la plusvalía que se la queda el patrón. En todos esos casos se da una ampliación de la riqueza en beneficio de otros, los que sacan provecho sin trabajar. Asociado a lo anterior está el privilegio de la herencia, que es negada, obviamente, a unos que no tienen nada, y lo que podrían tener se les hurta… a unos se les niega la capacidad de trasmitir, a lo que se ha de sumar que muchos de los que formaban los grupos nombrados, poco o nada tenía que transmitir. En medio de las distinciones enumeradas y las clasificaciones establecidas, la autora se encarga de aclarar la tan manida, como la interpretada sentencia de Proudhon: la propiedad es un robo, explicando que se ha solido centrar la interpretación en el terreno meramente económico, cuando de hecho la frase tiene más potencia y sentido asociada a la dominación, amén al terreno de........
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