He seguido la pista del escritor albanés (Gjirokastra, 1936-Tirana, 2023)desde los tiempos en que todavía no había sido traducido de Pirineos abajo; lo hacía en ediciones francesas. Ahora, este 1 de julio ha fallecido quien estaba nacionalizado francés, residiendo allá desde hacía años, dejando este mundo quien fuese eterno candidato al Nobel sin haberlo recibido.
Vayan a modo de retrato y homenaje una serie de comentarios de algunos de sus libros; son reseñas que en su momento fueron publicadas en el diario Gara, otras anteriores, en el diario EGIN, cerrado por orden gubernativa, hoy están fuera de juego (si se exceptúa la primera que rescato), eran tiempo de olivetti y de mi desorden proverbial, que sigue funcionando a las mil maravillas, a lo que se ha de sumarse el cambio de ordenadores y la pérdida de no pocos archivos.
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El infierno de la policía de conciencias
Ismail Kadaré
El Palacio de los Sueños
Anaya&Mario Muchnik, 1991
Quizá estemos ante el retrato más fiel y conmovedor del poder totalitarios y omnímodo escrito por el escritor albano, y quizá la obra que más problemas le pudo traer teniendo en cuenta la fecha de publicación; un año antes que la edición española.
Se ve que tenía ya en mente el proyecto que asomaba en su obra de 1974, El nicho de la vergüenza (publicada el años pasado por la misma editorial que ésta). Varios relatos habían precedido a la novela final que era elaborada en tiempos francamente tensos en Albania, cuando el segundo de a bordo del gobierno y el partido, tanto monta, Memet Shehu, fue destituido, dándose una locura colectiva de detenciones, denuncias y encarcelamiento; los dardos de la represión alcanzaron también a quien hasta entonces parecía intocable, Ismail Kadaré que fue criticado con dureza, llegándose a pronunciar amenazas directas por parte del entonces encumbrado Ramiz Alia: «el pueblo y el partido te han elevado al Olimpo, pero si no te mantienes fiel a ellos, pueden arrojarte al abismo».
En cierto sentido podría hablarse de cierta capacidad profética por parte del escritor que daba cuenta de lo que iba a llegar a no mucho tardar. Traiciones y caídas en desgracia aparecen, personificadas en un gran visir, que mantenía unas relaciones de rivalidad tensa con el poderoso sultán. Lo que sucedía en el país reflejado en el libro y la que se vivía en la actualidad del país balcánico eran como dos gotas de agua…un poder que pretendía no sólo dominar los cuerpos de los ciudadanos, más acertado sería decir los súbditos, sino llegar a controlar sus mentes. Los parecidos ante ambas situaciones se plasman hasta en lo que hace a la geografía arquitectónica de la capital Tirana, nombre realmente adecuado para la situación descrita.
Tras su publicación la obra permaneció sometida al mayor de los silencios hasta que algunos años después fuese publicada en Tirana, con una nota del autor que subrayaba que era una versión revisada, lo que deja ver la denuncia del autor.
El Palacio de los Sueños, Tabir Saraj, es con toda claridad el centro del poder ubicado en Tirana bajo dominio otomano. La red que crea el poder con el fin de controlar los comportamientos y las mentes de los habitantes alcanza unas cotas de perfección absoluta que hace que nadie pueda sentirse a salvo de la mirada del poder (hablando del panóptico ideado por Bentham, Michel Foucault hablaba del ojo del poder). Al aparato perfectamente engrasado puesto en marcha por los orientales viene a unirse un albanés, Mark Alem, que refleja el carácter bivalente de los albaneses, según la visión de Kadaré, siempre balanceándose netre Oriente y Occidente, entre el despotismo asiático y el democratismo europeo. El ascenso del joven es meteórico, yendo acompañado de un viaje mental que hace que el absurdo irrumpa con fuerza en su mente, lo que hace que el viaje mental se convierte en permanente pesadilla, de la que despierta cuando toca, de vuelta, la realidad tras haber estado engullido por el aparato policial al igual que Jonás en el interior de la ballena.
El torpedo es de hondo calado en lo que hace a desvelar el horror provocado por el poder de los aparatos policiales, el caso concreto de la seguridad albanesa -la Sigurimi– es paradigmático, mas la extensión de la denuncia y de las lecciones que se pueden extraer son claras como el agua cristalina. La capacidad aniquiladora se dirige igualmente a quien participa en el funcionamiento e los aparatos represivos y de vigilancia al verse engullido por los mecanismos policiales, del que se convierte en un mero peón destinado a obedecer sin chistar a las órdenes por más absurdas que éstas resulten.
El oficio de escribir de Kadaré hace que nos veamos envueltos en un clima oscuro e incierto en la medida en que se pasan las páginas, con una prosa que avanza en sucesivas dosis que hacen que la angustia aumente en un recorrido ascendente…hacia el abismo.
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Allá en Albania
Ismail Kadaré
Spiritus
Alianza, 2000.
El eterno candidato albanés al Nobel de Literatura, Kadaré,en ésta, su última entrega, se muestra más explícito que nunca en la denuncia del autoritarismo políticos. Si ya en muchas de sus........