El hombre, la medida de todas las cosas
Por Iñaki Urdanibia
Tomo, como título, las palabras atribuidas al sofista Protágoras, sin que ello suponga subrayar el relativismo del que hacía gala el filósofo. Mi propósito es el de subrayar la centralidad del ser humano en algunas tendencias del pensamiento que atraviesan la historia. Si lo hago así es debido a que el libro que traigo a la páginas toma como objeto precisamente esa corriente, en sus diversidad y variantes, a través de lo siglos. El libro de Sarah Bakewell lleva por título: «Provocadores y paganos. El asombroso viaje del humanismo», editado por Ariel.
Ya había demostrado la mujer su capacidad de poner claridad en temas complejos, acercándonos a ellos con neta sencillez, al tiempo que con rigor. Ya lo hizo al pasearse con Montaigne: Cómo vivir: una vida con Montaigne o con En el café de los existencialistas https://kaosenlared.net/la-filosofia-habitada-el-existencialismo/, artículo retomado por otra página: https://laescueladeguajara.wordpress.com/2016/09/24/la-filosofia-habitada.el-existencialismo/ ). En esas anteriores incursiones ya dejaba ver que el centro de gravedad que le movía era el espíritu de respeto al ser humano que se podía constatar en las posturas expuestas, a la vez que éstas sirviesen de lecciones para nuestro comportamiento en la actualidad. Pues bien, en la presente ocasión amplía su mirada a lo largo de laos siglos, entregando una mirada histórica que va desde la Grecia clásica hasta nuestro hoy, tiempos en que asoman el transhumanismo y la IA, pasando por el Renacimiento italiano, la Ilustración francesa, los pensadores de la Segunda Guerra Mundial. La reivindicación de los valores humanos tanto en el terreno de la ética como de la racionalidad, alzando la palabra en pos de la plenitud de la vida, por una senda que otorgue sentido, suponiendo una alternativa a la religión dogmática (¿hay alguna que no lo sea?), el nacionalismo autoritario y el nihilismo egoísta. No es la menor de las virtudes del recorrido, la claridad expositiva que va acompañada por numerosas anécdotas, sin caer en lo superficial, sino haciendo gala de un rigurosa erudición; no está de más añadir que el libro contiene más de setenta fotos que acompañan al texto. Diré de entrada que resulta difícil no estar de acuerdo con los deseos expuestos por la autora: la reivindicación del pensamiento basado en la cultura, el hambre de saber que se encierra en los libros, las tendencias a fomentar la igualdad, y otros valores como la felicidad, lo secular, la educación y la convivencia; reitero que las buenas........
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