Colombia. La propuesta Constituyente de Álvaro Leiva y los Acuerdos con el Eln sobre la participación democrática en la paz

Definitivamente la paz es el eje sobre el que gira la actual transición política encabezada por el presidente Gustavo Petro como líder de la Unidad popular y Nacional para dejar atrás en la historia de Colombia el viejo y retrogrado esquema de poder de las oligarquías terratenientes, pro imperialistas, bancarias, militares, políticas y burocráticas distribuidas por todo el Estado y el territorio.

La paz es la palabra y el concepto preponderante en la cultura emergente en reemplazo de la violencia que se niega a desaparecer con sus crueles manifestaciones como las del Cauca, Barranquilla, Nariño, Meta, Arauca y el Choco.

Pero la paz es el referente cotidiano y la fuente de nuevas formas de articulación, de organización y de sustento de proyectos de vida de las comunidades que no se dejan vencer por la arbitrariedad, la amenaza, la masacre y el genocidio.

Los Acuerdos de paz firmados en el 2016 entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc no están perdidos y tampoco hechos trizas como pretendieron las roscas uribistas durante el gobierno de Ivan Duque.

En esos Acuerdos, no obstante, sus limitaciones, hay una base y unas luces que acuden a nuestras necesidades para ofrecer alternativas y salidas a los momentos de mayor dificultad en el azaroso camino que recorremos en la actual coyuntura, crispada por el permanente sabotaje de la ultraderecha a los compromisos de transformación asumidos por la administración del Pacto Histórico como los de la salud, las pensiones, los agrarios, los laborales, los territoriales y los internacionales.

Sabotaje que suma diversos fenómenos como el continuado intento golpista, el de la corrupción, la zancadilla legalista de........

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