No la sabemos mejorar, pero sí podemos amparar la democracia
El título elegido juega un poco con los significados, pero como el TC se dedica a interpretar la Constitución conviene repasar esa ley de leyes que nos pidieron que refrendáramos en bloque en 1978, como si tuviéramos que estar de acuerdo por igual con sus 169 artículos más las disposiciones adicionales, transitorias, derogatoria y final.
Con esa trampa del todo o nada aprovecharon para colarnos, más de una vez, una cosa y su contraria, con lo que sus “padres” y demás cómplices de la componenda convirtieron al Conde de Romanones en un aprendiz deslenguado. Me estoy refiriendo, usted ya lo sabe, a aquel poderoso de la época de la Restauración que declaró que su verdadero programa político consistía en que “hagan ustedes las leyes y déjenme a mí los reglamentos”, y no podemos olvidar que cuando una frase no es un poema y resiste el paso del tiempo es porque no ha perdido ni una letra de su vigencia.
Por poner un ejemplo inolvidable, nos colaron una cosa y su contraria proclamando en el artículo 14 que todos somos iguales ante la ley y, en cambio, declarando impune al rey en el 56, pues........
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