Encuestas postelectorales, ¿por qué no?
O mucho me equivoco, o tras las elecciones los partidos no encargan sondeos para conocer los motivos que impulsaron a los votantes a confiar en unos o en otros, y eso que se volverán a jugar mucho en la siguiente ronda. Las encuestas “a pie de urna” solo preguntan por el voto depositado y, aunque siempre hay alguien que paga lo que cuestan, lo único que buscan es adelantarse unas horas a los resultados definitivos. Y a veces fallan.
También me llama la atención el hecho de que, aunque informar sobre los motivos de la confianza entregada en las urnas implicaría un plus de los que mejoran las audiencias, tampoco a los medios de comunicación parece interesarles, aunque, eso sí, durante las campañas electorales no paran de competir unos con otros publicando encuestas que parecen los números de una lotería para ver quien se acerca más a los resultados de las urnas y así presumir de eficacia demoscópica para el futuro.
En cambio, ningún resultado, salvo el de otra encuesta más fiable, podría cuestionar los resultados de un sondeo sobre, por ejemplo, los porcentajes que obtuvieran una lista de motivos que habrían podido animar el voto a favor de tal o cual candidatura. Garantizando la confidencialidad de las respuestas, por supuesto.
Por tanto, como estoy con algo que no existe, o casi, me permitiré ser creativo y, aunque en todos los procesos electorales celebrados hubo motivos que nunca sabremos en qué porcentaje afectaron a sus resultados, citaré tres ejemplos de elecciones que me llaman la atención.
Sobre las dos últimas presidenciales en USA, si se hubieran realizado encuestas post........© Kaos en la red
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