Ya lo intentó antes un tal Pablo, como olvidar tanto negocio sucio con el COVID de la “libertad” en Madrid para que se contagiaran muchos y muchas y así meter ingentes cantidades del dinero de los impuestos en los bolsillos de los suyos, los de Isabel, comprando sus mascarillas al precio que pusieran.
Casado, un inconsciente presumido, en su ambición por acabar con su peor adversaria hasta se olvidó de que solo tenía 89 escaños y 5 millones de votos. Con resultados similares en las urnas generales, tres años antes los secuaces de un “jarrón chino” y de una tal Susana habían expulsado de Ferraz al marido de Begoña. Es probable que Pedro y Pablo sean, en su intimidad, igual de felices ahora, pero las alegrías del ex del PP nos importan un bledo.
Dejando de lado lo personal, es lugar común que los dirigentes del PP saben dos cosas.
La primera, que los votantes de izquierdas se alejan de las urnas cuando la corrupción política afecta a los suyos.
Y la segunda, que cualquier expediente en manos de jueces de los que controlan “desde atrás” (senador Cosido en 2018) se puede mantener vivo durante el tiempo que convenga. Por ejemplo, los tres años que faltan para las próximas elecciones........