Vivir el año nuevo, ¡pero vivirlo!

Al concluir 2023, nadie puede decir que ha sido fácil. Todos hemos perdido algo. Algunos, besos o abrazos; otros, instantes de intimidad, sonrisas o apretones de manos. Hay quien perdió la tranquilidad y el sosiego, la salud o la paz, y otros —diría yo que los más desdichados— perdieron la vida. Ahí sí no hay consuelo, salvo el tiempo.

Habrá quien siga esperando a mañana para ser feliz, quien guarde aún en su closet la ropa nueva, pues no llega la ocasión para estrenarla, y conserve fotos viejas en las cuales se ve más joven o más delgada, y entonces mirarse al espejo, ¡hoy, ahora! no es la preferencia.

Habrá quienes almacenen un vino intocable, para tal vez un día, o tengan añejas las cervezas en su depósito individual, en busca de la persona o la hora perfectas, en espera del quinto aniversario, la familia completa o las lunas de miel.

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