La línea entre lo público y lo privado se ha diluido peligrosamente. Cada foto, publicación y comentario está sujeto a la interpretación y juicio del público virtual. Lo que antes era un espacio íntimo, ahora se comparte con miles de desconocidos.
Plataformas como Facebook, Instagram, X (antes llamado Twitter), Tik Tok, y su proliferación, han traído consigo una nueva realidad, donde los
likes son medidores de aprobación y las opiniones personales de extraños ejercen presión social y alimentan la búsqueda de seguidores para obtener validación externa. Pero, ¿a qué precio?
Muchas veces el precio es la construcción de una imagen distorsionada, que funciona en las plataformas y atrae atención, pero no refleja la realidad. Entonces la vida personal de los creadores de contenido se somete a escrutinio, bajo la lupa de la opinión de usuarios, muchos sin formación para
desempeñar ese rol de........