El más común de los días de este mes tan curioso, la tarde soleada imponía desandar, salir a recrearse, mirar alrededor y dejar que el camino, las calles y las personas hicieran de las suyas.
Un grupo de niños que jugaba llamó mi atención por el abrupto cambio de actitud: en un momento andaban corriendo y al siguiente se organizaron bruscamente en un estricto círculo, en el que susurraban uno al oído del otro alguna cosa ininteligible.
Sus rostros que se iluminaban entre risas cuando llegaba su turno de transmitir el mensaje, y proyectaba a veces travesura, y otras, inocencia. Era inevitable pensar que el mensaje era cambiado a propósito, o sin querer, cuando se hacían eco del mensaje falso que el anterior les dio.
El resultado fue tan interesante como el hecho de observar el juego infantil. Al oído del primer mensajero llegó: «Conocí un alienígena de Marte», cuando este al principio informó: «Esta tarde vamos juntos al parque».
Al comparar ambos enunciados todos los niños estallaron en carcajadas, y reconstruyeron el recorrido del mensaje para encontrar a los responsables del cambio y burlarse de su dudosa capacidad........