A unos meses del 5 de noviembre cualquier persona sensata del mundo debiera estremecerse por lo que esta fecha puede deparar. Más de 230 millones de estadounidenses pudieran acudir a las urnas para elegir presidente y los dos casi seguros candidatos, el demócrata Joe Biden —si algún imponderable sale en su camino—, y el republicano Donald Trump —garantizado con la retirada del también ultra Ron DeSantis, porque la Nikki Haley, como el cometa homónimo, será de período corto—, son portadores de la inseguridad internacional.
Por supuesto, los problemas y logros internos —sobre todo en la economía familiar— determinarán la marca que pongan en la boleta y el peso en la balanza. Como eso se traduce en el complicado y nada democrático método de elección por un colegio electoral que suma los votos proporcionales de cada estado, ello llevará inexorablemente a un repitente en la Casa Blanca.
Pero la política de Estados Unidos repercute en el resto del planeta, y el........