El «susto» que arrebata abrazos

A casi 48 horas, aún no olvida el «susto». Su vida, como en las películas, pasó ante sus ojos en un santiamén. Sintió rabia, ganas de gritar... y gritó. Pero el chofer del carro aquel ya estaba a varias cuadras de distancia y no pudo escucharlo. Cuando llegó al punto de encuentro, noté en su rostro la mezcla de ira y de temor. Podía no haber llegado nunca a su destino.

«No me imaginé algo así. Yo estaba esperando la luz verde y siempre aguardo unos segundos antes de echar a andar al verla, pero aquel desgraciado ignoró la luz roja de su semáforo y pasó a menos de un milímetro de mí. Suerte que mis frenos están en buen estado... Si no, no pudiera hacerte el cuento».

¿Qué necesidad tuvo el........

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