El sol bueno y el mar, «como un plato». Los niños disfrutaban en la arena y en la orilla, felices del momento playero. Los más creciditos se adentraban más en el agua y era realmente un ambiente sano, lindo y divertido el que compartíamos los pocos adultos que allí estábamos, en esa zona baja, asociada a los más pequeños.
Sin embargo, al rato, escuchamos desde el agua el bullicio de una familia que, recién llegada al lugar, ya desempacaba neveras y bolsas para acomodarse. Venían infantes en el grupo y, raudos y veloces, corrieron a zambullirse, mientras que el resto acomodaba las sombrillas. Lo preocupante no era la algarabía derivada........