Soluciones circulares frente a marea de plásticos

Cada minuto, el equivalente a un camión de basura lleno de plásticos se vierte en los océanos. Esta descripción de la Organización de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) sintetiza la magnitud de una crisis ambiental que rebasa todos los límites, debido a que ese material, omnipresente y de conveniencia efímera, constituye amenaza persistente y silenciosa para los ecosistemas y la salud humana.

Las estadísticas reflejan un panorama desolador. Según el Pnuma, la humanidad produce más de 430 millones de toneladas de plástico al año ─cifra que pudiera triplicarse para 2060─ y de ese torrente se estima que entre 19 y 23 millones de toneladas terminan en los ecosistemas acuáticos. Como consecuencia, más de 170 billones de partículas de ese material dúctil flotan en la superficie marina, según estudios recientes de la organización 5 Gyres Institute.

El impacto en los ecosistemas marino-costeros es catastrófico: más de 800 especies marinas y costeras se encuentran afectadas por la ingestión de ese producto, el enredo o la contaminación química.

Tortugas que confunden bolsas con medusas, ballenas con el estómago lleno de desechos y albatros que alimentan a sus crías con tapas de botellas son efectos visibles del reconocido como segundo problema ambiental global de mayor envergadura, solo antecedido por el cambio climático.

Los microplásticos (fragmentos menores a 5 mm) infiltran cada rincón del océano, desde la Fosa de las Marianas hasta el hielo del Ártico. Convertidos en diminutos invasores son ingeridos por el plancton (base de la cadena alimentaria marina) e inician un viaje de bioacumulación que culmina en los depredadores tope, incluidos peces que llegan nuestros platos.

La crisis deja de ser un problema lejano para convertirse en amenaza directa a la salud pública. Los microplásticos y aditivos químicos tóxicos que contienen han sido detectados en la sangre humana, la placenta y la leche materna.

Aunque los efectos........

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