Vuelven los pogromos a una Europa en declive. Reino Unido arde bajo el matonismo racista. Es un espejo de un futuro macabro, frente al que hay que organizar la respuesta. Un par de cuestiones:
Gran Bretaña es un país en crisis. La desindustrialización devastó comunidades enteras. Los servicios públicos han sido progresivamente desmantelados. Desde 2008, los salarios reales de la clase trabajadora han descendido entre un 8 y un 10%.
En esta coyuntura los sueños chovinistas comenzaron a cobrar fuerza. El chovinismo y la retórica anti-inmigración se adueñaron de la política británica, junto con la austeridad como su reverso, desde la crisis de 2008.
La idea de un «despertar nacional» aislacionista que permitiría «recuperar la soberanía» fue el caballo de batalla del Brexit. Y tuvo éxito.
El lema de la campaña pro-Brexit, «Take Back Control», resume a la perfección esta clase de sueños. Y, claro, la idea de una nación que volvería a ser dueña de su destino tenía su reverso en fuertes sentimientos anti-inmigración.
El Brexit triunfó, y que sus resultados fueran desastrosos no hizo desaparecer los sueños chovinistas. Al........