Las grietas en el patio trasero

Hay territorios que funcionan como el subsuelo olvidado de un edificio. No se ven, pero sobre ellos se sostiene –y se agrieta– toda la estructura. Extremadura es uno de esos suelos para el Estado español. Lejos de ser una simple región periférica, es el espejo cóncavo donde se amplifican las contradicciones de un modelo territorial diseñado no para la soberanía popular, sino para la gestión eficiente de los intereses capitalistas en el marco europeo. Las elecciones autonómicas no son, por tanto, un ejercicio de democracia sino de concertación de intereses irreconciliables.

En ese contexto, las próximas elecciones autonómicas extremeñas van a ser un episodio relevante del largo momento de impasse en el que se encuentra la política española entre el largo y moribundo ciclo progresista y la oleada reaccionaria global. Todo apunta a que la mayoría electoral del PP va a ser insuficiente para gobernar sin el consentimiento del nuevo fascismo agrupado en Vox Extremadura. No obstante, la dinámica de competición instalada entre ambos partidos, similar a la existente en Castilla y León o Andalucía, pronostica una victoria agridulce para el bloque de las derechas. Mérida está muy lejos de Madrid y además las comunicaciones son terribles, lo que hace que las estrategias de los mandos regionales de ambos partidos no actúen bajo perfecta sintonía de Génova y Bambú. Los cálculos que hagan los parlamentarios extremeños pueden convertirse en cálculos de otro tipo para los dirigentes que tienen que continuar la partida electoral contra su competidor del espacio de las derechas en Valladolid y Sevilla.

La partida que juegan Vox y PP por hegemonizar el espacio de la derecha española tiene una parada importante en Extremadura. Extremadura se enmarca en una macrorregión que incluye Andalucía y todo el sur portugués en la que, en el lapso de una década, se ha producido una transformación sociológica relevante entre cuyos resultados se aprecia un giro electoral hacia la derecha y la derecha radical. En esta zona, la estrategia de Vox de capturar al PP bajo su hegemonía no ha terminado de imponerse, a diferencia de otras geografías más cercanas al resto de Europa, como........

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