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Un cruel e injusto triaje

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23.03.2025

El confinamiento en residencias influyó en la letalidad por la covid en 2020.

Cinco años ya del comienzo de la pandemia. ¿Qué aprendimos de aquella angustia incesante, de aquel horror que no tenía fin? Lo que nos hace aprender no es lo que pasa sino cómo entendemos y vivimos lo que nos pasa. Por eso la pandemia a unos les ha hecho egoístas y a otros solidarios. A unos les ha enseñado a amar la vida y a otros a temer la muerte. A unos les ha llevado a valorar la sanidad pública y a otros a aferrarse a la sanidad privada.

Era la primera vez que hacíamos frente a una pandemia tan virulencia, tan dañina y tan desconcertante. Había quien contraía la enfermedad y ni siquiera se enteraba, quien tenía como consecuencia síntomas leves y pasajeros, quien soportaba daños gravísimos durante mucho tiempo, quien pasaba la enfermedad varias veces sin problema, quien terminaba en la UCI en situación de gravedad y, en el peor de los casos, quien moría de forma fulminante. ¿Qué enfermedad era esa? Pues una enfermedad nueva, del todo desconocida, que afectaba de forma virulenta a las personas de más edad.

Las estadísticas de fallecidos (mil muertos diarios en algún momento) y sus representaciones gráficas no mostraban la soledad, la angustia, el dolor o la desesperación. La muerte señaló con predilección a un sector de la población especialmente vulnerable: los ancianos, las ancianas.

Más del 85 % de los fallecidos tenían más de 70 años. Una cruel preferencia. La muerte se fue llevando a la generación que vivió la guerra, que padeció la hambruna, que sufrió la dictadura, que luchó por la libertad, que trabajó para que pudiéramos estudiar, que en la crisis de 2008 aportó sus pobres sueldos para ayudar a la familia y que luego luchó, a golpe del bastón en que se apoyaban, por unas pensiones dignas.

A ellos y a ellas precisamente. Qué crueldad.

Fuimos confinados, usamos mascarillas y descubrimos una vacuna que fue uno de los elementos decisivos para superar la tremenda crisis que afectó a seiscientos millones de personas y que se llevó a la tumba a más de seis millones de seres humanos.

Las familias de los fallecidos nunca olvidarán esta maldita crisis.

Porque les llevó a un ser querido al que no........

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