Un hombre cabal
Rafael Simón en una imagen tomada en el año 2022 / Pilar Cortés
No era un hombre fácil. Era un hombre que imponía. Para quien lo viera por primera vez, imponía su elegancia. Era el tipo más elegante que podías encontrar en Alicante, tan descuidada siempre la ciudad y tan descuidados habitualmente sus habitantes. Una elegancia nada afectada, pero mimada hasta el más mínimo de los detalles y que mantuvo incluso cuando su enfermedad reclamaba pasar a mayores comodidades. Para cualquier desavisado era una elegancia fuera de tiempo. Para todo el que fuera capaz de reparar en los detalles, no podía ser más actual. Pero ese cuidado en el vestir no pretendía ser una barrera contra nadie, sino que era un gesto de respeto: por los demás y por él mismo. Rafa Simón no pisó la calle ni un solo día de su vida sin corbata si el día era laborable. «Estoy preparado, podéis contar conmigo», era lo que decían esas corbatas, en perfecta combinación con la camisa, el traje, los gemelos y los zapatos. No era presunción, aunque fuera presumido: era un mensaje.
Esa, la del porte elegante, era la primera impresión. Mas lo que de verdad imponía luego eran la amplitud de sus conocimientos, su vasta cultura, su erudición, su........
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