Nacido al final de los años 50 en una ciudad del sur de España, tengo recuerdos muy precisos del subdesarrollo. El mundo industrial que animaba el norte de la dictadura franquista aún no rozaba a Andalucía. La costumbre de la emigración a Barcelona o Bilbao, a Alemania o Francia, convivía en el sur con escenas en blanco y negro muy parecidas al luto de la primera posguerra. Recuerdo un poema de Carlos Barral, “Geografía e historia”, de su libro Diecinueve figuras de mi historia civil (1961), que convierte en escena cargada de significado la aparición de una pareja de escandinavos en una procesión del Carmen. Frente a la Iglesia, mientras los soldados portan la imagen de la Virgen y las voces veladas despliegan en el aire de julio la religiosidad de su tristeza, irrumpen los escandinavos, flexibles como peces, altos, hermosos, casi teóricos. Ella sacude su cabellera y él fotografía la pintoresca celebración del sometimiento. El poema desemboca en un verso inolvidable: “¡Qué oscura gente y qué encogidos vamos”!”.

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Geografía o historia

Geografía o historia

Nacido al final de los años 50 en una ciudad del sur de España, tengo recuerdos muy precisos del subdesarrollo. El mundo industrial que animaba el norte de la dictadura franquista aún no rozaba a Andalucía. La costumbre de la emigración a Barcelona o Bilbao, a Alemania o........

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