La convocatoria del 41 Congreso Ordinario del PSOE, decidida por su Comité Federal el sábado 7 de septiembre, emplaza la oportunidad de fijar una posición unitaria sobre la articulación federal de la solidaridad en el Estado autonómico. Sabido es que la Constitución Española de 1978 (próxima a cumplir 46 años de vigencia ininterrumpida, afirmándose como la más longeva en nuestra historia) no definió el modelo territorial del Estado: lo hizo posible, abierto a las opciones diversas de estructuración territorial del poder que en el curso del tiempo cristalizase el ejercicio del "principio dispositivo" (autogobierno a voluntad de las entidades territoriales autorizadas constitucionalmente para ello).
Desde entonces el Estado de las Autonomías ha sido, sobre todo, un proceso, inacabado, y por lo tanto abierto a impulsos y desarrollo potenciales de futuro. La propuesta del PSOE expresa vocación federal: un todo común —España—, integrador de sus partes -—CCAA—, vertebrador de su unidad en su diversidad, plural, con reconocimiento de singularidades ("hechos diferenciales", veníamos denominándolos), garante de cohesión y de solidaridad desde el respeto a la igualdad entre españoles/as en derechos y deberes (art.149.1.1 CE).
Los capítulos más definitorios de esta construcción progresiva de nuestro Estado autonómico han respondido a esos impulsos, periodizados en el tiempo. Y cada uno de ellos ha señalado su jalón tanto por el territorio en el que se abrió esa fase como por los acuerdos políticos transversales que los consolidaron, ya fuera de forma tácita (la extensión general de "grado máximo de autonomía" del art.149 CE y "techo competencial" por la vía del art.151 CE a partir del referéndum del 28F de 1980 en Andalucía), ya fuera de forma........