Los lunes son días tontos para el teatro en Madrid. Cuando casi todos cierran por descanso. A penas queda la opción de ir al Alcázar a ver al incombustible El Brujo y sus inclasificables monólogos. Así que el anuncio de que el pasado lunes se estrenaba el musical Asesinato para dos en el Pequeño Teatro Gran Vía, resultaba un plan muy apetecible para los aficionados al teatro y al musical.
Un plan al que se iba con sentimientos enfrentados. Por un lado, sus autores, el libretista Kellen Blair y el compositor Joe Kinosian, no pertenecen por ahora a la realeza del musical. Por otro, su equipo artístico en España, tanto su director musical, Gaby Goldman, y su adaptador y director de escena, Zenón Recalde, han sido directores musicales o tenido responsabilidades escénicas en musicales como Matilda y El Rey León, por citar dos de los grandes.
Además, ni la producción, ni el tamaño del elenco, ni el pequeño teatro en que se representa tampoco parecía que fuera a permitir la espectacularidad típica de este género teatral. Y la trama, la investigación de un asesinato en una habitación cerrada, tampoco se suponía original, algo nuevo.
Pues bien, Asesinato para dos, es la prueba de que hay que dejar de lado el desconocimiento, los miedos teatrales, los a priori. Pues esa pequeña producción de la productora........