Hace ya tres semanas que Pedro Sánchez habló de los planes del Gobierno para mejorar la línea de tren Huelva-Sevilla y recortar la duración de viaje a menos de una hora. Una gran noticia la atención de un presidente hacia esta provincia y su voluntad de paliar uno de sus muchos males.
Después fue el ministro de Transportes quien amplió ese apunte, y por quien sabemos que se planea la construcción de una variante en la línea, y que ésta se va a electrificar y a dotar de un nuevo tren, para que las dos capitales andaluzas más cercanas pasen a estar a 50 minutos. Como en coche. Realmente no es nada nuevo porque es un viejo proyecto rescatado, aunque sin duda es muy bien recibido por todos los onubenses.
Pero Óscar Puente nos dijo también que nos olvidáramos del AVE, de lo que están “haciendo en otros territorios” de España, porque la nueva mejora es una solución más barata y es mejor descartar “inversiones bestiales” en Huelva, porque aquí no están justificadas como en el resto del Estado. Pidió, además, que valoremos esta propuesta suya porque tardará menos años en entrar en servicio y porque sólo nos dejará a 10 minutos de la alta velocidad. Dio por hecho el ministro que lo debemos “entender rápido”, como “a cualquiera que se le explique”. Aunque matizó luego, que si al final no se renuncia al AVE, sólo llegará a medio o largo plazo. O antes, si desviamos otra inversión que haya para Andalucía, porque parece que aquí se pide mucho y la andaluza es manta corta.
En cualquier caso, no corramos porque Europa ya lo ha cerrado para 2050, dentro de 26 años, así que mejor hablar de muy largo plazo. De una generación. Una eternidad para quienes llevan ya otros 32 años oyendo promesas incumplidas. Y aquí, por más que esto se explique, no hay quien lo entienda. Ni rápido ni lento.
Hay que reconocer que aun con ese........