Sin ella

Colecciona amaneceres. Cada cuarenta días, las luces cambiantes del cielo le regalan una estampa nueva con distintos colores para su colección. Se queja de que ya le van pesando las noches en vela. Su guardia terminaba cuando, a primera hora, antes que nadie, la llamaba su madre.

Las madres siempre están pendientes de las cosas de sus hijas: "¿Qué tal la guardia?". Ella, a veces, le mentía: "Bien, todo bien.........

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