La vieja provincia se cimentó con esa parsimonia geológica que la ha hecho célebre, o al menos superviviente. No parece real. Por las naturales cicatrices del paisaje corren a plena luz las icnitas de los saurios, y afloran en los terraplenes los cansados fémures de piedra. Millones de años, una quietud de portentosa constancia.
Cuidado: la atávica lentitud lleva en la cruz el desenfreno. A veces, en un bucle –del espacio y del tiempo– coinciden los geólogos y los mineros. La provincia es una masa pétrea,........© Heraldo de Aragón