Fluidos

Todo fluye, incluso el cariño (¡o el odio, que en estos tiempos baja en torrentera!). Deja que fluya lo que llevas dentro, aconsejan los manuales de autoayuda.

Así las cosas, también una provincia estadísticamente irrelevante constituye un ejemplo palmario del fluir: no conoce freno a su absoluta entrega, a su perenne licuarse.

Árida mayormente, no vayas a creerte, parece un trapo inmenso y yermo, una postal vacía. Bella, eso sí. ¿Qué pasa cuando no se tiene más que una belleza incalculable, una bendita belleza virgen, ni neoyorkina ni........

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