En una versión distópica, el enjuto caballero andante le diría a su escudero: "Entremos, Sancho, en este inaudito bosque aspado". Luego le hablaría del dios Eolo, de la fabulosa misión de la energía, tan propensa al embeleco, y puede que terminara el pasaje lacónicamente: "Con los grandes intereses hemos topado, Sancho".
Otra versión, acaso chalada, transida de ingravidez, llevaría al avatar del caballero andante a un futuro paisaje de generadores tronchados y aspas baldías, algunas abolladas, otras rezumando un óxido inédito sobre la selva........© Heraldo de Aragón