La identidad

Hace tan solo unos años, tener escrita en un cuaderno la rúbrica de alguien famoso era un hábito del que solían fardar los coleccionistas.

Y si el personaje en cuestión, en lugar de firmarte en una libreta, te timbraba con esmero un talón al portador, eso era el acabose. Ahora ya sólo se firman los cuadros y se dedican los libros, y casi nadie vive del arte, de modo que la compra de cuadros y de libros se reduce a la mínima expresión. La gente prefiere echarse unas cervezas en el bar o dejarse el sueldo en el súper. Y lo único que se lee ya en muchos sitios es el código de barras de los productos plastificados. Qué tiempos aquellos, cuando te llegaba al buzón una postal y podías repasar unas letras escritas a........

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