Tú cantas y yo cuento

La conversación entre almas bondadosas (que no condescendientes, ni pusilánimes) es un tesoro. El tema brota, y los colores se van pintando solos en una partida de ping pong jugada en cámara superlenta. La desavenencia amable, la aseveración apasionada corroborada con prisa y matizada sin pausa, el silencio respetuoso. Nutrición de primer orden, superalimento espiritual, ya sea con ruido de fondo o el arropo de un silencio........

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