Las palabras, compuestas de eternas ninfas –Salinas lo escribió– contra el gran mundo vacío, se han acostumbrado a ser ultrajadas, linchadas como criminales, vilipendiadas por sus semejantes, condenadas a construir un humilde hogar sin electricidad en la esquina más polvorienta del salón.
¡Ah, pero qué importantes son las palabras, como algunas personas sabemos! Y qué hermosas todas: las dichas, con........