Estamos acostumbrados a presenciar espectáculos deprimentes en el Congreso: muchos más insultos que calidad oratoria o profundidad en el debate salvo contadísimas excepciones, el imperio del "y tú más", sesiones de control al Gobierno en las que por norma no contestan a las preguntas formuladas, a veces los diputados no han leído bien lo que votan…
En un ambiente de crispación y polarización extremas, de entendimiento imposible, y la sensación de que las decisiones se toman por el interés del poder, no por el de los........© Heraldo de Aragón