Una imagen ya no vale más que mil palabras. Ni siquiera un vídeo. Algunos generados por inteligencia artificial asombran por su hiperrealismo por evidente que sea su falsedad, pero asustan. Ya no podemos creernos nada de lo que vemos.
El avance vertiginoso de la IA nos provoca a los no expertos tanto pasmo como recelo. Entusiasma, por ejemplo, conocer su poder para acelerar la investigación médica, procesar con eficacia y rapidez inhumanas datos de cualquier tamaño o precisar diagnósticos. Sin embargo, es lógica la desconfianza........