Hasta no hace mucho tiempo se hablaba de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) o Empresarial (RSE) cuando se hacía referencia a todo lo que a priori no tenía que ver estrictamente con el negocio puro y duro de una compañía. Ahí se incluían acciones que a veces servían aparentemente para lavar conciencias, según algunas voces críticas, si bien no eran pocos los empleados que dentro de las propias organizaciones demandaban compromisos más allá de los que sus jefes planteaban, asegurando que aunque la obligación de las empresas es ganar dinero, si se habla de rentabilidad no podemos cerrarnos solo a la estrictamente económica.
De la RSC o RSE se ha dado un paso a un concepto más amplio en el que destaca la apuesta por la sostenibilidad, tanto medioambiental como social, entre otras cosas gracias a la difusión de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, que han ayudado a estructurar mejor el paquete de medidas que permiten a las empresas cumplir propósitos que no........