Europa vegeta plácidamente en las verdes praderas belgas abarrotadas de funcionarios y de ‘lobbies’ ocupados en resolver nimiedades y redactar copiosos reglamentos.
Las grandes cuestiones resbalan un poco por las laderas de las instituciones, que se despachan con comentarios del tipo: "eso son cuestiones internas", cuando se trata de cosas que podrían afectar a la misma esencia de ese ente europeo que no acaba de arrancar, salvo en lo que a las cosas de los mercaderes y a los dineros se refiere.
La delicada Europa no entra en los asuntos que verdaderamente debieran interesar a los europeos, son temas escabrosos y es mejor mirarlos de soslayo que pronunciarse y construir una verdadera Europa política, afán que fue, en última instancia, la mira a........