Hace unos días un amigo me reprochaba, en tono jocoso, que hubiera hablado bien de alguien en uno de mis recientes artículos. "Eso no se lleva", me decía divertido; y la verdad es que me hizo pensar.
Y me pregunté: ¿por qué no hablar bien del prójimo, en lugar de dar pábulo a los rumores, cotilleos, difamaciones, bulos y hasta en ocasiones calumnias que tanto se llevan hoy, no sólo en alguna deleznable prensa del corazón sino en ámbitos académicos, judiciales, ministeriales y políticos de muy baja calidad?
Sería deseable rebajar el tono de las descalificaciones que se cruzan de unos a otros nuestros personajes más o menos figurones o representativos y dejar de tirar piedras contra todo lo que se mueve que no nos gusta; tanta agresividad........© Heraldo de Aragón