Haría bien la hostelería en cuidar algunos de los detalles con los que se relaciona con el público que acude a sus locales a comer.
He leído ya más de una queja sobre el tema que voy a comentar hoy, y que me parece cada vez más escandaloso e inaceptable. Porque bien sea en un modesto figón bien en un restaurante de alto copete –con alguna excepción, pocas– hay que ver lo que sucede con el pan.
Hay quien, por las razones que sean, no come pan, pero te lo clavan sin preguntar, y te lo cobran, por supuesto, aunque dejes intacto el cestillo en el que viene.
Otros sí que comen pan, y desearían que el pan fuese pan, no ese producto gomoso e incomestible que te ponen en tantos sitios, y que a veces desdice con la........