Son cincuenta y dos páginas cosidas y numeradas (de la 73 a la 124). Aún no me explico cómo pudieron atravesar milenios, sortear todos los controles y llegar a la sección de ‘Anónimos’ del establecimiento donde las compré.
Pronto se convirtieron en el bien más preciado de la colección de vestigios que inicié cuando cumplí quinientos años, duración a partir de la cual, por las razones que sea, las unidades de existencia inteligente buscamos nuevos........