A menos de dos semanas de las elecciones, los gobiernos europeos, en su mayoría poco partidarios de Trump, empiezan a hacerse a la idea de que el rubio y agresivo político republicano puede triunfar el día 5.
Su contrincante, la demócrata Harris, sigue delante en los sondeos a nivel nacional, pero por muy escaso margen. Y, como es sabido, el ganador del voto popular, uno que obtenga, por ejemplo, 79 millones de votos frente a 76 de su rival –suelen votar unos 155 millones de personas– puede perder las elecciones a pesar de haber conseguido tres millones más de papeletas. Es lo que le ocurrió a Hillary Clinton frente a Trump en 2016.
La razón de esta anomalía es la peculiaridad del sistema electoral. La elección es indirecta. Los votantes escogen, dentro de cada estado, a 538 delegados que elegirán al presidente entre los candidatos presentados. El que gana en California se embolsa los 54 delegados de ese Estado y el que lo hace en Texas, los 39 que tiene asignados, el de Pensilvania, 19, etc. Y como se sabe que California y Nueva........