Oráculos para Europa

En la Antigüedad, los oráculos, muy respetados por los devotos y obsequiados ricamente por los estados y sus gobernantes, se las gastaban gruesas.

Heródoto, el padre de la Historia, difundió una consulta dirigida por Creso, rey de Lidia, no a uno, sino a dos de ellos, y muy reputados, el de Apolo, en Delfos, y el de Anfiarao, en Tebas: "¿He de hacer la guerra a los persas?". Para su gozo, ambos oráculos le respondieron lo mismo: "Si así haces, se destruirá un poderoso imperio". Lo que Creso no adivinó fue que el imperio destruido iba a ser el suyo.

En nuestra cultura son muy famosas las profecías de Ezequiel, anunciando en sonoras y hermosas frases la destrucción de la poderosa Tiro por decisión de Yahvé: Dios traerá a Nabucodonosor, rey de Babilonia contra Tiro y la aniquilará, destruirá sus murallas, hollará sus calles, la saqueará y arruinará, acabará con su alegría y bienestar y su solar será una roca pelada sobre el que nunca se edificará más. "Te convertiré en espanto y dejarás de existir. Yo, Yahvé, he hablado", concluye el profeta. Pero Tiro sobrevivió a un asedio babilonio de trece años y fue Alejandro Magno, siglos después, quien logró vencer por fin su extraordinario plan de defensa anfibia.

No eran fáciles de........

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