Juro por Apolo médico, por Esculapio, Higiea y Panacea, por todos los dioses y todas las diosas...". El médico juraba por lo más sagrado ejercer con rigor y con una entrega casi sacerdotal.
Así comenzaba el antiquísimo y otrora famoso juramento hipocrático. En palabras recientes de Irene Vallejo, que conoce las esencias del mundo heleno, fue un "hallazgo memorable": convirtió a la medicina en el oficio que creó un código deontológico antes que ningún otro. Al menos, que se sepa.
La sabiduría acumulada por la experiencia de aquellos pioneros de la medicina occidental dio lugar a textos en los que no solo se recogían preceptos que hoy se denominarían científicos, sino otros, de tanto o mayor rango para sus seguidores, que ahora situamos en otra clase de registro. Vallejo, pertrechada con su doctorado en Filología Clásica, mencionaba, ante los atentos miembros de la Real Academia de Medicina de Zaragoza, algunos de ellos. Son de veras pertinentes: "Divina es la tarea de aliviar el dolor". Se consideraba propio de la divinidad mitigar el sufrimiento. "Cura a veces, trata con frecuencia, consuela siempre". Debe el médico aplicarse a curar la enfermedad de su paciente y deberá ser asiduo del doliente y lo confortará en toda........