Los Consejos de ministros de julio fueron especialmente aciagos para Aragón. El día 9, el Gobierno de España aprobaba un Real Decreto para regular la instalación de placas fotovoltaicas flotantes en embalses, 14 de ellos en nuestro territorio. Un mago del Ministerio ya ha sombreado el 15% de las láminas de agua de Moneva, El Val, Cueva Foradada, Lechago, Gallipuén, Tranquera, Sotonera, El Grado, Montearagón, Ardisa, La Estanca, San Salvador, Búbal y Lanuza.
Pocos días después, el día 25, daba luz verde al proyecto eólico más grande del país, el del Clúster del Maestrazgo, compuesto por 20 parques eólicos con 125 aerogeneradores de 200 metros de altura, que suman 763 megawatios, el equivalente a la potencia que necesita casi la mitad de la población de Aragón.
Frente a la ocurrencia de los embalses, el presidente de Aragón montaba el atril en el pantano de Lanuza y anunciaba una normativa para restringir ese uso. Denunciaba Azcón el "impacto medioambiental negativo" y "su efecto nocivo para el desarrollo económico, turístico y cultural de nuestra comunidad, con importante perjuicio a nuestros regantes". Recogía así además un acuerdo de junio de las Cortes en el mismo sentido. Lamentablemente, no ha hecho lo mismo ante el atropello que va a suponer la construcción del Clúster del Maestrazgo, en un paraje tan merecedor de protección como el Pirineo. No parece muy contemporáneo decir que los alcaldes están de acuerdo. Representan a un territorio tan postergado que hasta puede comprenderse su postura. No la de los representantes de la........