La asustaban los truenos, y las guerras". Muchas madres son bajitas. Al principio no lo eran, como recuerda Begoña Abad en su poema ‘La medida de mi madre’, donde declara, con inmensa ternura: "Nos hemos pasado la vida / estirándonos y agachándonos / para buscar la medida exacta / donde podemos querernos".
En aquellos maravillosos años, quedaban allá arriba y sabían exactamente lo que debían hacer en todo momento. Eran capaces de solucionar........