Era una de esas fechas en las que se superponen círculos rojos en los calendarios. Tal fiesta en Madrid, tal celebración, tal puente. Días que vienen precedidos de operación especial, seguimiento del helicóptero de la DGT y demás parafernalia. Vale cualquiera de los que se le venga a la mente. El caso es que habíamos reservado para comer, movidos a celebrar nuestro propio calendario. Donde casi siempre, donde Rosa y Santiago, que es como ir a casa. La sorpresa nos esperaba a la puerta. Cerrada a cal y canto a la hora convenida para nuestra llegada, que nunca es demasiado temprano (somos, digamos, más bien del segundo turno… o del tercero). La algarabía tras los cristales nos tranquilizó, aunque no del todo, porque hubimos........