El domingo pasado unas veinte mil personas se echaron a la calle en Palma de Mallorca para protestar contra la masificación turística. No es la primera vez. En abril se abrió la veda de las manifestaciones masivas contra el turismo descontrolado. Fue en Canarias. Le siguió Málaga. En Barcelona ya llevan varias. Y en la capital balear también.
En la Ciudad Condal, algunos manifestantes llegaron a rociar a los turistas con pistolas de agua y «precintaron» hoteles y restaurantes al grito de «tourists go home» o «tourism kill the city».
Las últimas protestas se han producido en plena temporada alta y los medios de comunicación internacionales se han hecho eco de la situación. Imagínense los titulares de los tabloides británicos recordando que la capital catalana recibe 86 millones de libras del turismo o incidiendo en que los barceloneses se burlan de los británicos que mueren al caer de los balcones de........