Es lo que tiene cuando te invitan a intervenir en la Conferencia de Acción Política Conservadora en el National Harbor de Maryland. Que te vienes arriba. Y si encima Donald Trump te reconoce y te jalea en público, te crees un estadista salvapatrias y elevas el tono con un discurso lleno de tópicos ultramontanos para conseguir el aplauso fácil de una audiencia entregada.
Le pasó a Santiago Abascal el sábado pasado. Su soflama no hubiera ido más allá del típico alegato contra la globalización, la ideología de género o la -como dicen sus seguidores- dictadura climática, de no ser porque, entre tanta verborrea, se metió en un buen jardín. Calificó a la Universidad de Salamanca, junto a las de Bolonia y Harvard, como una «máquina de censura, de coacción, de adoctrinamiento y de antisemitismo». Así. Como lo leen. Y vino a apuntar también que estas universidades están en........