Todavía recuerdo cuando mi hermana me dijo que iba a intercambiar su casa con una familia valenciana, a la que no conocía absolutamente de nada, para pasar las vacaciones. Fue hace unos años y yo de primeras pensé que se le había ido la pinza. Al acabar el verano me explicó que la experiencia había sido muy satisfactoria. El matrimonio con niños que se había alojado en Pamplona buscando un clima más fresco y bonitas excursiones por Navarra había dejado su piso tal y como lo encontró. Y mi hermana y sus retacos habían pasado una estancia estupenda en una casa en primera línea de playa. Y todo gracias a una aplicación, de esas que han revolucionado la forma de entender el mundo tal y como lo conocíamos.
Ignoro la regulación que habrá en esos intercambios, pero me temo que navegarán a sus anchas por el vacío legal que suele haber cuando se ponen en marcha ideas tan originales como........