Ha sido la frase del fin de semana. «Me he roto». Sin consuelo, hundida, entre lágrimas, Carolina Marín resumía de la forma más gráfica posible cómo se encontraba después de que el ligamento cruzado de su rodilla derecha dijera basta cuando acariciaba la final de bádminton en los Juegos Olímpicos de París. España entera lloró junto a ella. Toda España se unió a su dolor. Todos, en suma, vivimos su adversidad.
Y mientras la deportista onubense intenta ya curar su rotura, fruto de la mala suerte, su país se resquebraja a pasos agigantados. Se fractura. Se rompe. Y no por infortunio precisamente.
Roto está el Consejo General del Poder Judicial, que ni a la tercera ha conseguido elegir a su presidente, ofreciendo una imagen lamentable que difícilmente podrá superar.
Roto como quien dice camina el PSOE después del pacto con Esquerra Republicana de Catalunya, que........