La decisión definitiva

Quedan tres días. Tenemos un presidente sin agenda oficial. Y en periodo de reflexión. Tengo un reloj con la cuenta atrás. El lunes, a una hora por determinar, comenzará la homilía sobre el bien y el mal, sobre la persecución que está sufriendo, en exclusiva, el presidente del Gobierno y su mujer. Esa será la hora definitiva. La última edición, mejorada, de su manual de resistencia.

Me lo imagino estos días paseando por los jardines de la Moncloa, con las manos en los bolsillos, como sin dar importancia a nada, como se plantó ante el rey esta misma semana. Como sabiéndose superior al resto de mortales, a los que le votan y a los que no. Con esa sonrisa prepotente ante su enésima estrategia con la que ha conseguido hacer saltar el tablero por los aires.

Como todo en Pedro Sánchez tiene una novelería extrema, un guion de película (de terror) que juega con las emociones del espectador. Porque los demás, cuando se han ido, lo han dicho sin más. Lo dicen y se van, todo a la vez. Lo hizo el rey Juan Carlos hace ahora diez años, lo hizo el papa Ratzinger hace........

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