Se hace camino al andar

Estando nuestro país ocupado por un invasor al que el rey de entonces invitó a pasar, los redactores de la Constitución de 1812 impusieron a los españoles la obligación de ser justos y benéficos. De algún modo, elevaron al máximo rango jurídico el mandato laico que resume el Decálogo de Moisés: amarás al prójimo como a ti mismo. Tiempo antes de que se desencadenara la maldita guerra incivil que sufrieron nuestros ancestros inmediatos, Antonio Machado parecía rememorar el Duelo a garrotazos de Goya cuando al españolito que viene al mundo le recordaba la maldición que nos ha acompañado a lo largo de la historia: «una de las dos Españas........

© Gaceta de Salamanca