Empresas con propósito…y niños sin comida |
Siempre se ha dicho que la Navidad es de los niños, una frase amable, repetida hasta el cansancio, que ha servido para justificar la obsesión de comprar regalos. Una estrategia de marketing impecable, sin duda, porque regalar deja de ser un acto voluntario y se convierte en casi una obligación. Es la temporada del sentimiento de culpa, de la solidaridad con los más necesitados, de las visitas a los puericultorios y a los hogares de ancianos; despliegues de amor y generosidad que suelen agotan en el instante mismo que hacemos la contribución. Hemos cumplido con el check list navideño, nuestra vida puede volver a cauces normales. Una contribución efectista, una gota en el desierto.
La pregunta incómoda es otra: ¿realmente nos preocupan los más de cuatro millones de niños que viven en situación de vulnerabilidad y que están a merced de los programas de alimentación escolar (PAE)? A Boluarte le importaba cero. Cada vez que estallaba un escándalo - carne de caballo, alimentos contaminados con gusanos – la solución era cambiarle de nombre al programa como si el problema fuera de marketing y no de fondo. Siempre se maquillaron las crisis, pero nunca se erradicó lo esencial: la........